sábado, septiembre 03, 2005

Katrina y los gustos culposos

Está mal, supongo. Pero los destrozos que causó el huracán Katrina en Estados Unidos y lo que ha sucedido después me da cierto gusto. Me regocija constatar que los estadounidenses también pueden ser impresionantemente vulnerables ante distintas clases de fenómenos. Pero más aún que con los ataques del 11S, siento cierta satisfacción al leer sobre los destrozos que este fenómeno natural ha causado porque –de acuerdo con lo que diferentes medios han documentado- se deben en buena medida a falta de prevención: recursos inicialmente destinados a darle mantenimiento y mejorar los muros de contención del río y el lago fueron finalmente utilizados para la invasión a Irak de tal manera que no recibieron el cuidado pertinente ni crecieron como se anticipaba necesario.

Sin embargo, hay algo previsible que me disgusta. Aparentemente, quienes sufren y padecerán los estragos son los más pobres, negros principalmente. Las familias que abandonaron a tiempo la zona fueron sobre todo quienes tenían medios de transporte adecuados o dinero para pagarlos. Se fueron a tiempo y no padecen el aislamiento, la insalubridad, la inseguridad, el temor, la ausencia de alimentos y bebidas y a su propio ejército tratándolos como enemigos de guerra. Como siempre, quienes reciben la peor parte son los que se encuentran en la parte más baja de la estructura social.
Otro asunto que me sorprende es la pésima reacción del gobierno. Quién pensaría que el país más rico y poderoso respondería tan miserablemente ante la desventura de sus propios ciudadanos. Ver a Bush en Misisipí no permite otra cosa que imaginarlo como el presidente de cualquier "república bananera". Las frecuentes desventuras del antes llamado tercer mundo pueden ocurrir en lugares insospechados.

Además, todo esto me recuerda el Protocolo de Kioto y la retirada del gobierno de Bush del mismo para beneficiar a las empresas petroleras y carboneras de su país –de las que su familia forma parte, si mal no recuerdo. Me gustaría pensar que lo inusual de un huracán de esa magnitud particularmente sobre EU se debe a los cambios climáticos causados precisamente por eso que el Protocolo intenta atenuar.