jueves, octubre 11, 2012

Minucias sobre la elección del nuevo o nueva vice presidenta para la junta de gobierno de INEGI

Tres minucias domingueras sobre la elección de un o una nueva vice presidenta para la junta de gobierno de INEGI que se me han ocurrido por estos días mientras leo aquí-y-allá sobre el tema.

Me quedo, en primer lugar, con la sensación de que deberíamos lamentarnos o estar enojados o algo así por tener que discutir una propuesta en la que hay que estar "rascándole" al CV para encontrar si cumple o no con los requisitos de ley. Y no me refiero a la parte seria y grave del efecto que un proceso "raro" como este puede tener sobre las instituciones autónomas (sobre eso va uno de los artículos que Cárdenas publicó en El Universal), sino a algo más simple: en México tenemos notables sociodemógrafas, expertas en estadística, con montones de publicaciones especializadas y experiencia probada en puestos de nivel alto en la administración pública federal o en organismos internacionales que podrían desempeñar la posición de manera sobrada. ¡Que desperdicio no aprovechar su "expertise"! A vuela pluma uno puede rápido identificar con ese perfil al menos a Paz López, Rosa María Ruvalcaba o Marcela Eternod. Y tal vez que me quedo corto aventurando sólo estos nombres. 

Además, en este contexto y a estas alturas, creo que uno bien podría estar preguntándose ya no sólo si la candidata propuesta por el presidente tiene perfil para ser parte de la junta de gobierno de INEGI, sino si tiene el conocimiento y sobre todo la experiencia que, tal vez supongo con ingenuidad, uno asume que ameritaría una dirección general de evaluación y monitoreo de los programas sociales de una secretaria tan relevante como Sedesol. El detalle con el que se ha escrutado su cv por estos días ha mostrado que la servidora pública en cuestión parece no tener experiencia en materia de evaluación. No estoy seguro, pero no me imagino un perfil de puesto para una dirección general en el que se establezcan menos de cinco años de experiencia específica. No digo que la persona en cuestión no sea muy capaz y aún brillante, es sólo que parece que todavía no ha tenido oportunidad suficiente para demostrarlo (la experiencia, ni modos, se obtiene en buena medida en función de la edad).

Y, por último, una franca trivialidad: las redes sociales son nutridas en "comisarios del pueblo", estas figuras virtuales (o socio digitales como dice Delabre) que regañan a diestra y siniestra con base en cierto rasero moral que podría amablemente describirse como de "corrección política". ¿Han notado que muchos de ellos no han dicho nada sobre el tema? Opinan rápido y bien nutrido lo mismo sobre el "guapa" y la desigualdad de género que sobre el proceso de selección del fiscal anticorrupción o el clima, pero poco o nada sobre este tema de repercusiones políticas e institucionales. Mi impresión es que, o bien, por una parte, esto podría estar relacionado con que algunos de ellos comparten la pertenencia a un grupo informal articulado en buena medida a partir de haber estudiado en la misma escuela privada y, expresa o inadvertidamente, cierran filas con su compañera, portándose en los hechos tal cual como un grupo de presión (algo similar me imagino que podría estar sucediendo con algunos que no estudiaron en esa escuela, pero aspiran a formar parte de ese grupo). O bien, por otro lado, tienen intereses directos porque son contratados por ella o por otros miembros de ese grupo o podrían serlo o aspiran a serlo (aigoei, yo podría estar en esta situación) (o bueno, a partir de este párrafo ya no).

Y bueno, como esto que escribí son ocurrencias, aquí pongo vínculos a algunos de los comentarios serios que se ha publicado al respecto. En ellos se han resaltado elementos importantes para sopesar el caso, desde los que uno supondría básicos como que hay que cumplir con lo establecido por la ley hasta el señalamiento de un posible conflicto de intereses (tanto porque la candidata de presidencia forma parte del equipo que desde el gobierno ha intentado modificar las cifras de pobreza con base en procedimientos metodológicos como porque su cónyuge --que ha trabajado de cerca con Videgaray- recientemente dejó el servicio público para echar andar una empresa especializada en "ciencia de datos"), pasando por enfatizar la importancia de tener estadísticas confiables y resaltar la importancia de no minar (más) la credibilidad de las instituciones más sólidas que se han construido en las últimas décadas, entre otros.