Existimos en tanto que víctimas de un orden decretado por lo que no nos es propio y en nuestra mirada los ojos que realmente acechan la estupidez, la barbarie sorda y muda de la realidad son los ojos del verdugo, ejecutor de ese orden que nos absorbe sin absolvernos y que forzosamente soportamos en detrimento de ese otro yo supremo, único capaz de sorprender lo sublime, el verdugo que somos de nosotros mismos y que es preciso poner en libertad.
Salvador Elizondo
Salvador Elizondo
Diario
Letras Libres, Mayo 2008
Letras Libres, Mayo 2008