Me pasa algo curioso: comienzo a notar –a sentir- que el tiempo pasa y que tengo una “historia”, un estar a través del tiempo.
Me muevo y, sin proponérmelo, dejo una suerte de minúscula huella. Pequeños indicios. Más tarde, al pasar de nuevo por donde estuve, a veces, más o menos, los reconozco.
Recuerdo. Tengo ataques. Súbitas evocaciones. Calles, conjuntos desarticulados de sensaciones, caras, nervios y atmósferas en las que estuve.
Me sorprenden algunas cosas que pensé o dije, muchas decisiones que tomé. No me reconozco ahora, ni entonces, en ellas. No sé por qué hice algunas muchas-pequeñas cosas ni qué hice en tantos momentos que se sienten como huecos. ¿Cómo llegué hasta aquí?
Me pregunto porque no frecuenté más a alguien que ahora rencuentro. Por qué quería ser amigo de otras personas, por qué frecuentaba a ellas y no a otras, qué me hacía evitar a personas que ahora me resultan agradables.
Me muevo y, sin proponérmelo, dejo una suerte de minúscula huella. Pequeños indicios. Más tarde, al pasar de nuevo por donde estuve, a veces, más o menos, los reconozco.
Recuerdo. Tengo ataques. Súbitas evocaciones. Calles, conjuntos desarticulados de sensaciones, caras, nervios y atmósferas en las que estuve.
Me sorprenden algunas cosas que pensé o dije, muchas decisiones que tomé. No me reconozco ahora, ni entonces, en ellas. No sé por qué hice algunas muchas-pequeñas cosas ni qué hice en tantos momentos que se sienten como huecos. ¿Cómo llegué hasta aquí?
Me pregunto porque no frecuenté más a alguien que ahora rencuentro. Por qué quería ser amigo de otras personas, por qué frecuentaba a ellas y no a otras, qué me hacía evitar a personas que ahora me resultan agradables.