¿Conocéis el juego del "Chorro, Morro, Pico, Tayo, Qué Dirás Que Es?"
Pues consiste en esto: De diez, ocho o seis muchachos se forman dos bandos físicamente equilibrados, que serán los que se enfrenten. Otro muchacho cualquiera, apacible y de buen aspecto, hará de Madre. La Madre, siempre persuasiva, sencilla, se sentará en el primer peldaño de una escalera o en algún muro de poca altura, con las piernas entreabiertas. Los dos bandos echan a suertes y el triunfador se apresta a la lucha. Uno de los sometidos, con las ancas erguidas, apoyará su cabeza en el regazo de la Madre; el siguiente colocará la suya entre las piernas del primero; el tercero entre las del segundo y el cuarto entre las del tercero. De pronto, uno de los del bando contrario, tomando empuje y alientos como el percherón frente a la yegua, saltará sobre sus enemigos para treparse en las costillas del que se ayuda en la Madre. Y así sucesivamente los demás. Naturalmente, el éxito de estas maniobras consiste en caer tan pesadamente sobre los supuestos asnos como sea posible; con la misma brutal alegría y el mismo ardor de quien pretende hacer valer un grave privilegio. Ya todos a cuestas, el primero dice:
—¿Chorro, Morro, Pico, Tayo, Qué Dirás Que Es?
Y muestra uno de los cinco dedos de la mano.
La Madre, árbitro infalible, de infalibilidad taciturna, observa. De abajo, aventuran:
—¡Morro!
Y era Pico, puesto que se trataba del dedo medio.
A continuación la historia se repite hasta que los asnos acierten. Así siempre.
Este juego se practica en los colegios, durante las horas de asueto, y provoca en el ánimo un excepcional entusiasmo.
La Puerta en el Muro,
Francisco Tario