En 2000 el Banco Mundial dio a conocer una serie de documentos en los que sostenía que el gasto público en educación superior era mayoritariamente regresivo: debido a la inequidad existente en el acceso a este nivel educativo, la participación del Estado tendría como consecuencia favorecer en mayor medida a los estratos medios y altos y, por ende, dicha subvención tendría efectos regresivos sobre la desigualdad del ingreso.
Su recomendación exhortaba a los países en desarrollo a centrar sus esfuerzos en la educación básica y a implementar mercados de crédito para que los aspirantes pudiesen acceder a la educación superior. Desde ese planteamiento la función del Estado sería regular las imperfecciones del mercado (Escobar y Pedraza, 2010: 378, 386-387).
Su recomendación exhortaba a los países en desarrollo a centrar sus esfuerzos en la educación básica y a implementar mercados de crédito para que los aspirantes pudiesen acceder a la educación superior. Desde ese planteamiento la función del Estado sería regular las imperfecciones del mercado (Escobar y Pedraza, 2010: 378, 386-387).
Afortunadamente esto no sucedió. Aunque se discutieron de manera más o menos amplia, estas ideas del Banco Mundial no se llevaron a cabo. La política social --y en particular la educativa- no debería circunscribirse a lo que eufemísticamente se llama de "superación de la pobreza", por el contrario es importante que incluya un componente fuerte orientado al desarrollo social y económico del conjunto de la población.
Como punto de referencia, y para conocer el sustento de la recomendación, pueden consultarse los siguientes textos:
The Distribution of Mexico’s Public Spending on Education
Como punto de referencia, y para conocer el sustento de la recomendación, pueden consultarse los siguientes textos:
The Distribution of Mexico’s Public Spending on Education
Y acá un texto interesante para completar el panorama: