Se me subió. Fue entre el lunes 20 y el martes 21 de agosto, después de darme un baño con agua helada. Empezó con una sensación de "cuerpo cortado", luego mareo. Ligero al principio, después casi me caigo. El mareo se convirtió en dolor de cabeza. Fue creciendo en la nuca, al final era dolorosamente punzante. No pude dormir en toda la noche: sudé y sudé, el dolor de cabeza no desapareció. Dormité, tuve pesadillas. En una de ellas, lograba conciliar el sueño concentrándome en la respiración cavernosa de Jack, pero un gran bicho vestido de sombrero y frac lo aprovechaba para detenerse sobre mi cabeza y aguijonearme. El dolor que la punzada provocó me despertó. La última vez que revisé el reloj eran las 4:18. Creo que nunca había sentido un "dolor de huesos". Ya me quedó claro por qué le dicen así. Es la primera vez en la vida que me ocurre. El umbral de mis 40 me recibe con intensidad. Tardé algo así como tres días en recuperarme. Todavía no lo logro.