martes, agosto 16, 2011

Margo Glantz: domingo 27 de febrero | 15:20


Margo Glantz está sentada en la terraza del restaurante Entrevero, en el centro de Coyoacán. Se hace acompañar por un joven de alrededor de 20 años que, a saber por qué prejuicios, me da la impresión de ser su nieto.

Sé que vive en el centro de Coyoacán: he leído reportajes sobre su estudio y la manera en que escribe, también he pasado con prisa por tuits en los que se queja del mal trabajo del delegado, de lo sucio del barrio o de lo descuidadas que están las banquetas de la zona. Imagino, sin embargo, el lugar donde vive como una de esas casonas aristocráticas con tapias altas, amplios ventanales y largos árboles centenarios. Cuidadosamente rocambolesca. ¿Tendrá una biblioteca con libreros de madera del piso al techo y de pared a pared? Me da envidia.

Parece que ella y su acompañante comieron juntos y recién terminaron. En la mesa, frente a ella, hay una botella de cerveza Indio vacía y una copa para vino con restos de clericot; frente a él, lo que parecería ser un vaso de limonada vacío. No logro identificar qué comió: aunque aún hay platos en la mesa, apenas hay restos de alimentos. No han ordenado postre. Me llama la atención que el envase de cerveza frente a Glantz tenga la etiqueta descuidadamente rasgada. La imagino ansiosa desprendiéndola: protocolaria y meticulosa como lo es con todos los papelitos que puede rasgar y luego doblar o cortar para hacer numerosos pequeños bultos.

No conversan. Él luce aburrido: desesperado; ella entumida: taciturna: con sopor. Después de todo es el centro de Coyoacán en fin de semana. Uno caluroso.

Me pregunto por qué tengo la idea de que Glantz es frívola, me respondo que es porque la recuerdo más dando opiniones mundanas y criticonas (ya olvidé dónde) sobre zapatos de mujer o trajes sastre que sobre literatura o artes (luego pienso que la memoria me falla y confundo sus opiniones con el título de alguno de sus textos). También tiene que ver –creo- que me decepcionaron un par de libros suyos sobre los que tenía expectativas altas. Las Genealogías en especial. Entonces reparo en que me llama la atención la forma en que luce: el cabello teñido de una suerte de carmín intenso y firme, las manos y el pecho enjoyados, sus uñas pintadas de rojo, su manera de sentarse tan derecha. Diría que es una señora elegante.

¿Me cae bien Margo Glantz? ¿Me interesa su obra? Creo que me agrada como personaje, aunque ya no me interesa leerla.

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