Margo Glantz está sentada en la terraza del restaurante Entrevero, en el centro de Coyoacán. Se hace acompañar por un joven de alrededor de 20 años que, a saber por qué prejuicios, me da la impresión de ser su nieto.
Sé
que vive en el centro de Coyoacán: he leído reportajes sobre su estudio y la
manera en que escribe, también he pasado con prisa por tuits en los que se
queja del mal trabajo del delegado, de lo sucio del barrio o de lo descuidadas
que están las banquetas de la zona. Imagino, sin embargo, el lugar donde vive como
una de esas casonas aristocráticas con tapias altas, amplios ventanales y
largos árboles centenarios. Cuidadosamente rocambolesca. ¿Tendrá una biblioteca
con libreros de madera del piso al techo y de pared a pared? Me da envidia.
Parece
que ella y su acompañante comieron juntos y recién terminaron. En la mesa,
frente a ella, hay una botella de cerveza Indio vacía y una copa para vino con
restos de clericot; frente a él, lo que parecería ser un vaso de limonada
vacío. No logro identificar qué comió: aunque aún hay platos en la mesa, apenas
hay restos de alimentos. No han ordenado postre. Me llama la atención que el
envase de cerveza frente a Glantz tenga la etiqueta descuidadamente rasgada. La
imagino ansiosa desprendiéndola: protocolaria y meticulosa como lo es con todos
los papelitos que puede rasgar y luego doblar o cortar para hacer numerosos
pequeños bultos.
No
conversan. Él luce aburrido: desesperado; ella entumida: taciturna: con sopor.
Después de todo es el centro de Coyoacán en fin de semana. Uno caluroso.
Me
pregunto por qué tengo la idea de que Glantz es frívola, me respondo que es
porque la recuerdo más dando opiniones mundanas y criticonas (ya olvidé dónde)
sobre zapatos de mujer o trajes sastre que sobre literatura o artes (luego
pienso que la memoria me falla y confundo sus opiniones con el título de alguno
de sus textos). También tiene que ver –creo- que me decepcionaron un par de
libros suyos sobre los que tenía expectativas altas. Las Genealogías en
especial. Entonces reparo en que me llama la atención la forma en que luce: el
cabello teñido de una suerte de carmín intenso y firme, las manos y el pecho
enjoyados, sus uñas pintadas de rojo, su manera de sentarse tan derecha. Diría
que es una señora elegante.
¿Me
cae bien Margo Glantz? ¿Me interesa su obra? Creo que me agrada como personaje, aunque ya no me interesa leerla.
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