lunes, septiembre 18, 2006

Veo una y otra vez nuestras fotos. Las reviso exhaustivamente. La conclusión más obvia es que si en el transcurso de los últimos años fui muy feliz, ese momento fue cuando vivíamos juntos en el departamento de Ana. También estaba contento cuando yo seguía viviendo ahí y ella aún era mi pareja. Sin duda también hay afecto en el espacio de su departamento, cuando volvimos a vivir juntos. De verás: ¿qué pasó?
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Después de todo ¿quién puede culparla? ¿A quién le gusta estar con un tipo pusilánime, como yo?

viernes, septiembre 15, 2006

Todo me la recuerda. Cualquier lugar es pretexto para evocarla y acordarme de que tal o cual cosa le gustaría. Coyoacán es horrible en esa medida, estoy seguro que le fascinaría vivir por aquí. Lo mismo pasa con toda mi música, cualquier canción es pretexto para recordarla. Por si fuera poco, mis hábitos alimenticios son suyos; no puedo ir al súper y escoger algo sin que su imagen aparezca (lo más difícil es pasar por la parte donde está la comida y objetos para perros, la suma de recuerdos es dolorsísima).
(Desde la primera noche duermo con dos almohadas, una de ellas es la que ella utilizaba en nuestra cama, la otra es con la que yo dividía nuestros espacios. La primera conserva la misma funda que acogió su cabeza durante las últimas semanas, el contacto y el olor son indisociables; no quiero lavarla aunque está sucia).
No debería, pero me sorprendo ansioso revisando compulsivamente mis cuentas de correo electrónico y su blog para ver si escribió algo. Me da pena que compañeros de trabajo se dan cuenta la frecuencia con la que abro mis cuentas personales. Es desagradable darme cuenta que no puedo evitar cada 30-20-15 minutos entrar a internet sólo para verificar que no le interesa saber más de mí, que prefiere no escribir(me) nada. Nada.
La palabra que describe mi situación es apego a una fantasía, a una situación y sensación que realmente apenas existió. ¿Dónde están todos esos momentos desagradables e incómodos?

miércoles, septiembre 13, 2006

‘Ríos y ríos de lágrimas forman ríos y ríos de amor’ me dijo mientras me besaba la frente y luego me dijo adiós. Ríos de sueños que yo sé muy bien que nunca se harán realidad fluyendo en mis venas y mi soledad conmigo para siempre estará. Si un segundo a tu lado la vida, yo viví un millón de veces mas. Y no me arrepiento de haberte querido, pero sí de no haberte olvidado mientras pude. Ahora el sol ha dorado mi cara, ahora el sol brillará mucho más. Tan sólo me quedan recuerdos de tu alma y tal vez...

Deliberada, pero sobre todo involuntariamente, hay canciones o grupos que relaciono con alguien; las asociaciones más significativas son con ex parejas, pero también ocurren con lugares y trayectos.
Digo que suceden sin que yo lo decida porque en más de una ocasión el tipo de música no es el que más me agrada y en otras es incluso de un tipo que definitivamente me irrita.

I don’t believe that anybody feels the way I do about you now… I say, maybe, youre gonna be the one that size me and after all youre my wonderwall.

A r., por ejemplo, la asocio con Jarabe de Palo y con La Flaca (o algo así), y no precisamente por la referencia obvia a su peso; a c. con los Cadillacs y en específico con Ríos de Lágrimas; a P. con Radiohead y en especial con No Surprises, pero también con otras rolas de Ok Computer como Paranoid Android, Exit Music (For a Film) y Karma Police. Estas últimas canciones, curiosamente, las escuché por primera ocasión con atención en el cassette “surtido rico” que le regaló un pretendiente, quien luego fue noviecito de una ex pareja mía. También Oasis la evoca. Las canciones de un disco de ellos, en particular, me hacen asociarla a su vez con las tardes de Cosoleacaque, algunas calles de la "manuchaoesca" Minatitlán y un café tan olvidable como caluroso de ese lugar. A Zurdok lo escucho ineludiblemente viendo sus movimientos de manos y cara, los melosos sonidos vocales de Chetes (juro que él mismo dice que algo así se llama) evocan sus gestos alternativamente agradables-desagradables. A Eres de Café Tacvba la asocio con los días que pasamos en Yurécuaro mientras yo hacía trabajo de campo para mi tesis en La Ribera; en particular me acuerdo de las comidas en un pequeño café-restaurante y breves paseos nocturnos por la plaza del lugar. Algo similar debería pasar con los White Stripes y PJ Harvey, pero sorprendentemente no es así.
¡Ah!, también hay grupos que ineludiblemente asocio con ella y con situaciones muy desagradables; son grupos que aunque me gustan, prefiero no escuchar: es el caso de los Rolling Stones y en particular Black Horses (¿así se llama o es Wild Horses?). Discos, como otros pequeños gustos que me echó a perder.

Siempre me encuentro dando vueltas tan rápido, cuando en realidad permanezco estático. Nunca en mi vida pensé encontrar un momento de serenidad, tú me diste algo más. Con este ruido no puedo hablar, se confunde con la realidad, si es que existe de verdad. Pero si acaba pronto, todo volverá a empezar... porque al final: volver a empezar-volver a empezar.

Por todo esto es curioso haber encontrado en la computadora del trabajo algunas de las canciones que más me la recuerdan. Justo cuando me ha pedido no saber más de ella, cuando estamos más lejos y sin embargo tal vez somos –geográficamente- lo más cercano que tenemos.
Sí, en esa computadora inOportuna están Wonderwall de Oasis, Eres de Café Tacuva y Estático de Zurdok.

Vuelvo al sur como se vuelve siempre al amor / vuelvo a vos con mi deseo, con mi temor / llevo al sur como un destino del corazón / soy del sur como los aires del bandoneón. / Sueño el sur: inmensa luna, cielo al revés. / Busco el sur, el cielo abierto y su después. / Quiero al sur: su buena gente, su dignidad. / Siento el sur como tu cuerpo en la intimidad. / Te quiero sur / te quiero sur / te quiero sur.

(Lugares. Pixies con hotel encerrado y central camionera de Torreón; El Gusanito con Cherán; White Stripes con Saltillo-Monterrey; Eurolounge con Villahermosa-Cosoleacaque; Vuelvo al Sur de Gotan Project con Xalapa).

lunes, septiembre 11, 2006

Intenso y homogéneo dolor de hombros

Intenso y homogéneo dolor de hombros. Así es como recordaré al paso del tiempo estos primeros días en la Ciudad de México. El recuerdo será equivalente a un malestar que se extiende al cuello y a la espalda alta, que no deja de incomodar con el paso de las semanas.
Es un dolor conocido. Es el mismo que una vez sentí en el estómago y en las piernas cuando estuve angustiado, tanto en mi infancia como en mi adolescencia; es el que con el tiempo se trasladó al cuello y, alternativamente, a un hombro. Es un dolor que asocio con un comentario hecho por Rafael –que a su vez a mí me relató Rocío-: las mochilas que cargo y a las que introduzco pesos fatigosos son una suerte de penitencia inconscientemente autoimpuesta. Así duele, así desagrada.

jueves, septiembre 07, 2006

Me duele el deterioro de los objetos, de las cosas que usaba cuando estábamos juntos. En especial de las que le agradaban. Me molesta y entristece que se estropeen ahora que ya no hay posibilidad de sustituirlos por otros nuevos, que ya no podemos barnizarlos con (nuestro) afecto.
Pasó hace meses cuando quebré con un movimiento torpe uno de los cuatro vasos feos de rayas amarillas que compramos en Gigante; sucede ahora que una camisa vieja de cuadros rojos se desgarra al lavarla en una lavadora torpe.

martes, septiembre 05, 2006

Apenas ayer prendí la lap. Me parece que fue mucho tiempo sin usarla, la recordaba lejana e impersonal; sin embargo, lo primero que hice al encenderla –automáticamente- fue buscar los vídeos y fotos de Cc. y P.

viernes, septiembre 01, 2006

9:15 am. Vi de nuevo a la mamá de Valentina. Luce distinta: hoy camina acompasada, conversando con y sonriendo a su acompañante, el hombre casi calvo. Además, van tomados de la mano. Ayer, ella caminaba delante de él, iba con brazos cruzados, en silencio y rígida. Aún así me gusta.
También vi a Jorge Chabat, el columnista de El Universal. Desaliñado, desaliñadísimo. Como distraído.
Pasan frente al lugar donde desayuno.
Hora de la comida. Volví a encontrarme a Chabat en la tarde. Caminaba igual de desaliñado, pero además llevaba un vaso enorme desechable con logotipo de McDonalds.
Desazón.