miércoles, marzo 09, 2005

Requiem por el Infante difunto.


Me viene a suceder a mí que me caen tan mal los entusiastas de Cuba (los cuban-fashion-boys, reconozcámoslo, son -casi por definición- simplones): se me murió Cabrera Infante, el único cubano vivo que me merecía deferencia.
Los dos comienzos de novela que más me gustan están escritos por cubanos. Uno, por supuesto, es de Cabera. Leer en voz alta el inicio de sus Tres tristes tigres me hace la borrachera y la noche, no importa que tan aburrido pueda estar. Inténtelo y verán.

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