La vida de un hombre organizada hacia la comodidad de una extinción lenta, ordenada y consentida.
miércoles, marzo 09, 2005
Tres tristes tigres.
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Y quise que Cuba se fuera y creo que fingí un dolor en el alma tan fuerte como un dolor de muela. ¿O qué fue lo que sentí? Cuba se alejó despacio.
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Entonces lloró más y no supe qué hacer. Las mujeres que lloran siempre me confunden, aunque esté borracho que es cuando más confundido estoy: todavía me pueden confundir más que el próximo trago.
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Los pedos son el suspiro del cuerpo.
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No te preocupes que me voy bien: más triste pero más sabio.
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Mi arte de ser oportuno: decirle a la gente las cosas mejores en los peores momentos o las cosas peores en los mejores momentos.
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